¿Al patrón no le salen las cuentas? ¡Por tanto el pobre seguirá con su
miseria!.
Desilusionado.
Inmerso en la cuenca de la pena,
me detengo.
Apenas cuatro pasos, y no puedo.
Una lluvia salvaje y fratricida,
encadenada hacia la Libertad
y hacia la vida me golpea,
y me caigo,
porque no hay pena más grande que la mía,
y lo intento,
intento no humillarme
ante ricos descendientes,
ante cuerpos sin corazón y sin besos,
y me muero de rabia,
me muero, me muero
y me duelen... los aullidos de mi raza.
Yo escribo para demostrar que el amor tiene forma y que se puede captar con el dibujo de la palabra.
martes, 9 de junio de 2009
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